Las puertas noruegas, además de tener que mostrar resistencia al frío con maderas robustas de las que abundan por sus tierras, también dan la bienvenida a la luz, por ello suelen incorporar hojas de cristal y tragaluces para aprovechar cualquier rayito de sol que quiera acompañarles durante el día.
Con un estilo que trata de ser austero (al igual que la personalidad noruega) pero que se pierde en el detalle, las puertas al natural o tintadas de colores sobrios, dan el contrapunto a los largos meses de invierno escandinavo.
Puertas que ceden el paso pero que no son cedidas, porque los noruegos, que han alcanzado grandes cotas en la igualdad de la mujer, consideran ceder el paso a una mujer ante una puerta un acto de menosprecio y allí la mujer está al nivel del hombre en todas las esferas sociales, es algo que ya no se reivindica porque está asumido.
Ay...tienen nuestras puertas tanto que aprender...
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