En España, explico para los que leen desde fuera, hay un anuncio sin el que la Navidad no sería lo mismo. Se trata de un anuncio de turrón que relata la historia de aquellas/os que emigran por circunstancias varias y regresan al hogar por Navidad al igual que el turrón entra en estas fechas por la puerta. Un cúmulo de emociones se agolpan entre los que esperan ansiosos y los que regresan anhelantes, y es que sólo cuando uno vive fuera de su país se da realmente cuenta de lo que deja atrás, con sus cosas buenas y malas, pero arraigadas ya en el propio ser. Es como si al cruzar la frontera uno dejara parte de su vida colgada en el perchero.
Y es que se echan de menos tantas cosas cuando no se tienen a mano... concretamente en 22 las cataloga la periodista gallega Raquel Piñeiro en un emotivo artículo de Traveler que me atrevo a transcribir aquí porque merece ser leído y que a buen seguro, para los que como yo en algún momento de sus vidas han vivido fuera de su patria, despierta una sonrisa mezcla de mil emociones y recuerdos.
Os dejo con las 22 cosas que se echan de menos, aunque quizá podrían añadirse algunas más:
1) ¡EL JAMÓN!
Va entre exclamaciones
pero debería estar escrito en fuente Impact tamaño 72. Ni la fabada de tu
abuela, ni las croquetas de tu madre, ni la paella de tu padre; el jamón es el número uno, el Valhalla, el non plus ultra de
la morriña. La mitad de las consultas que reciben los operarios de las líneas
aéreas en España están relacionadas con poder llevar jamón en los viajes y su
semiprohibición en ciertos países hace que circulen packs de envasados al vacío
como las botellas de destilados circulaban durante la ley seca. Así que si
tienes un poco de jamón cerca, míralo al trasluz, huélelo, hazle una reverencia y
degústalo a tope. Se lo merece.
2) LAS PERSIANAS
Qué pesados somos los
españoles quejándonos de la falta de persianas cuando vamos por ahí. Pues sí.
Invento básico que regula la luz, protege del viento y de las miradas
indiscretas, los países de influencia calvinista desconocen completamente
su existencia y cada día nos preguntamos cómo pueden vivir sin ellas.
3) LOS BARES DE VIEJOS
CUTRES
Antes y después de que fueran tomados por los hipsters, los bares cutres con palillos y servilletas en el
suelo, una barra de formica y una placa del mundial del 82 son parte del adn de
cualquiera que haya vivido en España. Saber que podías encontrar uno a la vuelta de la esquina abierto a horas intempestivas y regentado
por un señor con bigote parlanchín te daba una seguridad en el mundo y en la
vida en general de la que ahora careces. A veces también añoras los
camareros bordes y el mal servicio. Así de tramposa es la nostalgia.
4) EL SOL
Los de las zonas más
septentrionales de la península no lo añoran tanto porque no es un invitado de
la vida diaria, pero los que lo dan por supuesto no sabrán lo importante que es
hasta que se encuentren con lluvia durante tres semanas consecutivas. No ver el
cielo azul en meses tres meses o pasarse ese mismo tiempo rodeado de nieve
consigue explicar por qué todos los pueblos antiguos adoraban al sol como Dios
supremo. En los países más fríos comprenderás a la perfección por qué la gente
se vuelve loca cuando llega la primavera, enloquecerás tú también y
participarás del alborozo.
5) LOS TECLADOS DE
ORDENADOR
Las tildes. La eñe. No hace falta decir nada más.
6) LAS TAPAS
No queda otra que
ponerse cañí, tópico y repelente, pero sí, la tortilla de patatas, los
choricitos, el pulpo, el pescadito frito, los embutidos, ir de pinchos, tomar
tapas, todas esas cosas, las quieres y añoras a todas y a cada una de ellas.
Cuando te vayas no te olvides de decir “Aceitunas rellenas de anchoa, a ti te echaré de menos más que a ninguno".
7) IMPROVISAR
Salir de trabajar con
los compañeros e ir a tomar algo sin tener que haber quedado con días de
antelación, cuadrado agendas y reservado un sitio. Que el tomar algo sin más se
vuelva una cena, y la cena, una noche de juerga. Salir de casa una tarde
para hacer un recado y volver a las tres de la mañana cansado, un poco borracho
y feliz.
8) LAS FREGONAS
Este, uno de los
pocos inventos españoles en la lista de contribuciones mundiales, todavía no ha
sido adoptada por todos los países del globo y no entendemos por qué. Prueba a
solucionar una inundación provocada por una avería en la lavadora sin fregona.
Sí, exacto, ahora eres Cenicienta.
9) LAS BAYETAS
Siguiendo con el campo
de la limpieza y el hogar, nunca sospechaste que una bayeta absorbente podía
convertirse en objeto de deseo. El gel de ducha en envase grande es una
entelequia por la que peregrinar y las esponjas “normales” que tienes en
mente y las que encuentras a la venta vienen de mundos diferentes.
10) LA SOBREMESA
Poder alargar la
comida/cena/café con cháchara, intimidades, maledicencias y planes para
resolver el mundo sin que los camareros te miren mal, sin que cierren las
puertas o sin que el resto de los comensales tenga que irse con mucha
prisa.
11) LA VIDA EN LA
CALLE
Lo más simple se
convierte en un privilegio. Estar en una terraza tomando algo al sol puede ser
una entelequia en tu nueva vida. Di adiós a los niños que juegan en los parques
o en la calle, a salir a pasear sin rumbo fijo por algo que no sea un centro
comercial y a las tiendas llenas a las nueve de la noche. Calles atestadas
bien entradas las madrugadas veraniegas, adiós.
12) EL TOMATE
FRITO
Primera compra
importante en tu nuevo hogar. Vas al súper buscando tomate frito porque das por
supuesto que está en todas partes, llegas y te encuentras con que no hay,
y si lo hay no es lo mismo (“no es lo mismo” se va a convertir en una frase muy
repetida en tu vida). A partir de ahora chistes manidísimos como el “cuate,
aquí hay tomate” harán que se te salte una lágrima.
13) EL COLACAO
Con sus vetustos
anuncios políticamente incorrectos, su icónica imagen, sus grumos, sus
inventos peregrinos de cada verano… por muy buenos que sean los productos para
chocolatear la leche, no encontrarás nada parecido.
14) NO TENER QUE
CONDUCIR
Un tema sensible para
los que viven fuera de Europa. Poder ir a cualquier parte sin tener que coger
el coche e introducirse en carreteras de cuatro carriles, o incluso poder
llegar al trabajo en transporte público (por muy renqueante que sea) es la
típica cosa que recordarás nostálgicamente cuando pases al volante de un
armatoste un tercio de tu tiempo.
15) LOS HORARIOS
Los locos horarios
españoles tienen cosas espantosas como la jornada partida y llegar de casa a
trabajar a las ocho de la tarde (o a las once de la noche), pero a la vez esa
misma jornada partida permite a algunos privilegiados echarse la SIESTA (ya
tardaba en salir) y da lugar a costumbres con las que cuesta más romper de lo
que parece, como ¡poder comer a las tres de la tarde! ¡cenar a las diez de
la noche! Mágico.
16) EL SENTIDO DEL
HUMOR
Tan difícil de definir
y tan definitivo, el humor es una de las cosas más específicas y capaces de
demostrar la conexión con otra persona, con otra cultura u otro país. Desde
pillar los chistes, emplear la ironía o soltar frases de Chiquito o del
APM en tus conversaciones cotidianas como si tal cosa, compartirlo provoca una
sensación de pertenencia impagable.
17) EL CAFÉ
Si no se está en
Italia, Venezuela o Colombia, es muy probable que esté en el top de las cosas
que se añoran. Cada país tiene su forma particular de prepararlo y esto nos
lleva a los cafés aguados, los que tienen poso, los engendros con polvos
instantáneos… por no hablar del galimatías de las diferentes formas de pedir
por el mundo un café con leche o un cortado en tacita o vaso de caña. Te espera
todo un mundo de variedades cafeteras y experiencias desiguales hasta dar con
la versión del café que te resulte más satisfactoria. Puede que hasta al final
te encuentre mirando un Starbucks con ojos de deseo.
18) EL ACEITE DE OLIVA
Aceite de oliva a buen
precio, de buena calidad y que no se venda en la sección de delicatesen como
aceite italiano (aunque sea español). La mantequilla te encanta y estás convencido de sus bondades, pero una vez más repitamos el mantra “no es lo
mismo”.
19) EL PAN: OH, EL
BUEN PAN
Pan que no sea de
molde, que no sea una baguette recalentada, que no sea precongelado. Aunque la
calidad del pan en muchas zonas de España sea como para llorar masa madre y,
por ejemplo, en Francia la diferencia es a mejor, si vives en Inglaterra o
en un país asiático que no haya sido colonizado por los franceses sabrás de qué
estamos hablando.
20) EL TURRÓN (MENCIÓN
ESPECIAL PARA EL DE SUCHARD)
Ay de aquellos que
tienen que pasar unas Navidades fuera de casa. Las fechas de la nostalgia por
excelencia son terreno abonado para recordarlo todo con emoción suprema. Si los
italianos han conseguido que el panettone sea fácilmente localizable
en supermercados de todo el mundo, la labor difusora del turrón no es ni
mucho menos comparable. Hasta el duro y el de yema, que sólo gustan a los
abuelos, te encontrarás recordando en tus cenas navideñas.
21) LAS RUFFLES AL
JAMÓN
Por supuesto que amas
el jamón pero, reconócelo, también las Ruffles que de jamón tienen bien poco.
Aquí les profesamos devoción y sabemos lo duro que puede ser pasar muchos meses
sin notar esa sensación de que la lengua se te queda como un esparto tras
devorar el contenido de una bolsa.
22) LAS PIPAS
Fieles compañeras de
los adolescentes que pelan la pava y de los domingos con partidos de fútbol, quién
te iba a decir que podrías añorar tanto un producto tan simple, tan sucio y tan
omnipresente en los kioskos españoles. Saladas o sin sal, su chasquido te
volvía loco y todos sabemos que no, las pipas de calabaza no tienen ni punto de
comparación.
Sin palabras ¿verdad? :-)
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