Llega la temporada de fresas y con ellas
los remedios caseros para tener una piel más limpia y rejuvenecida. ¿Cómo
hacerla? Muy sencillo, pues sólo necesitaréis fresas. Eso sí, fresas de cultivo
ecológico, no vaya a ser que pongamos más químicos en nuestra piel de los que
ya traen muchas mascarillas comerciales, se trata justo de evitarlos.
Si tienes puntos negros, impurezas o un
cutis graso, gracias a la acción astringente y depurativa que posee esta fruta
notarás como la salud de tu piel mejora, logrando un aspecto mucho más
saludable.
Las fresas son ricas en vitaminas C y E, lo que les otorga un gran
poder antioxidante. Esto, usado externamente, nos ayudará a regenerar,
rejuvenecer e hidratar nuestro cutis. Además, son una fuente natural de ácido
salicílico por lo que funcionan muy bien en el tratamiento del acné.
Con el uso semanal de esta mascarilla
notareis una mejora sustancial de la piel, que se torna más limpia, luminosa, sin
tantas impurezas y, en consecuencia, más suave y nutrida.
No obstante, quien espere un milagro, que
no la use, como todo, esta mascarilla por sí sola no hace magia, es preciso
llevar una alimentación equilibrada, mantenerse hidratada, practicar deporte
con asiduidad, tomar frutas y verduras frescas, etc. Es decir, podemos ayudar a
nuestra piel externamente pero, al final, nuestra piel no es más que el reflejo
de nuestra salud en general. Mantener un equilibrio entre cuidados internos y
externos es fundamental amén del renombrado mens
sana in corpore sano.
Lo ideal es aplicar la mascarilla unas 3 ó 4 veces por semana y en cada una
de las aplicaciones necesitarás 3 ó 4 fresas. Lo primero, vuelvo a recordar, es
que sean de cultivo ecológico. Las lavamos, les quitamos las hojas y las
machacamos con un mortero, separando por un lado el jugo y por otro la pulpa.
Primeramente aplicaremos el jugo sobre nuestro rostro y cuello con un
algodón impregnado en este y con pequeños golpecitos. Si tenéis la piel grasa
podéis añadir previamente al jugo unas gotitas de limón.
Nos relajamos hasta que se seque y entonces aplicamos la pulpa anterior y
la dejamos actuar durante 20 minutos, tras los que ya podemos aclarar con agua
tibia.
El cuidado de la piel debe convertirse en un ritual diario, aunque muchas
veces no nos apetezca (en este grupo me incluyo yo). Y es que la piel tiene “memoria”
y, con el paso del tiempo, recuerda si la hemos ido cuidando o no. No podemos
esperar a que aparezcan los primeros síntomas de la edad, es mejor prevenir su
aparición, aunque sólo unos añitos, porque finalmente envejecer envejecemos todas,
pero la base sobre la que lo hagamos, además de la mejor o peor genética, será
la que determine nuestro aspecto futuro. Mimémonos por tanto y convirtamos
estos momentos diarios en un ritual personal de dedicación a una misma.
¡Feliz cuidado!
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