Los negocios de toda la vida, con esa solera que los hace magestuosos, y aquellos nuevos con el encanto de los detalles cuidados, me tienen enamorada.
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Porque no es lo mismo alimentarse que comer. Cuidar el detalle, con buenos productos y con una buena presentación es fundamental para que el comensal sienta ese punto de "qué a gusto" y decida volver. Así pues, no es un tema baladí en los tiempos que corren.
Que la comida es algo que entra antes por el ojo que por la boca es algo que saben muy bien estos preciosos locales.
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Desde negocios temáticos, muy en auge últimamente, como los de albóndigas, crêpes o cupcakes.
Hasta las pastelerías, cafeterías, heladerías y panaderías más coquetas, con detalles vintages y con presentaciones más propias de una bonita papelería que del negocio en cuestión, pero es que esos pequeños toques son los que les aportan la tan buscada personalidad.
La idea es que el cliente se encuentre como en casa y se decora con esa intención, para que no eche nada en falta y encuentre la paz que busca para desconectar por un rato de la vida acelerada.
Tonos neutros, elementos decorativos heterogéneos, materiales naturales como la madera, luces focales, buena entrada de luz, escaparates llamativos e incorporación de la naturaleza al negocio son algunas de las claves para sentir que hemos dado con un local chulo al que trataremos de volver o, al menos, recomendaremos.
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¿No os parecen preciosos? Cada uno con su estilo, con su temática pero a la vez cada cual con una gran dosis de amor y creatividad impregnando cada uno de sus rincones.
Yo lo resumo en...negocios con encanto ;-)
Feliz día.
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