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lunes, 9 de diciembre de 2013

Sopa de ajo de la República Checa

En los últimos años, por motivos de trabajo he estado varias veces en la República Checa, visitando algunos de sus pueblos y su bella capital, Praga.


El caso es que, la primera vez que fui allí probé una sopa de ajo que me recomendaron y, aunque reconozco que hasta entonces nunca había probado una, me sorprendió tan gratamente que, siempre que he vuelto he tomado una, y en el último viaje me hice por fin con la receta. Hoy os la traigo, espero que la pongáis en práctica y que os guste tanto como a mi. 

En mi casa ya se ha convertido en una aliada para los fríos días de invierno. Nutricionalmente es además muy completa, tanto que puede ser tomada como plato único, ahora veréis por qué. De momento os dejo con su presentación:



¿Qué, os convence? Si os animáis os aseguro que no os arrepentiréis.

Veamos los ingredientes para 4 personas:
2 ramas de apio.
2 zanahorias hermosas.
1 cabeza de ajos grande.
3 ó 4 salchichas ahumadas.
2 rebanadas de pan del día anterior.
Unos 150gr de queso rallado fino (un poco a ojo, en función de lo que os guste).
Orégano.
Sal.
4 cucharadas soperas de aceite de oliva.


Lo primero que vamos a hacer es picar las ramas de apio y las zanahorias a cuadraditos chicos.



También pelamos y majamos en el mortero los ajos ( si no tenéis mortero podéis picar los ajos lo más pequeño posible). Yo les quito la parte central del ajo, el brote, porque dicen que es lo que hace que repita, así conseguimos que nos siente mejor ;-)



En una olla echamos el aceite y comenzamos rehogando el puerro y la zanahoria picados. Cuando ya los tengamos añadimos el ajo y lo rehogamos un minuto aproximadamente, vigilando y moviendo bien para que no se nos queme.



Aparte, picamos las salchichas ahumadas. En esta ocasión yo voy a echar tres porque son de las jumbo. Las partimos a la mitad y luego en rodajitas, o en medias rodajas, como en este caso, y se las añadimos a la olla, donde las tendremos un par de minutos sin parar de darles vueltas.
Cuando hayan pasado esos minutitos, añadimos 1 litro de agua y dejamos a fuego lento durante 8 minutos.



Añadimos 1 cucharada sopera rasada de orégano y sal al gusto. Y ya la tenemos lista. Si lo deseamos la podemos tomar así, tal cual.



Pero yo os recomiendo que sigáis un poco más porque este acompañamiento es el que le da el puntillo a esta sopa ;-)



Tomamos un par de rebanadas de pan, si son del día anterior mejor, pues la miga estará más asentada, y las cortamos a dados. Los freímos en abundante aceite de oliva y los reservamos sobre papel absorbente de cocina para que suelten el exceso de aceite.



También rallamos finamente un poco de queso, yo os recomiendo que sea un queso semicurado para que no eclipse el sabor de la sopa.



A mi me gusta servirla acompañada de algunos picatostes y un poco más de queso, porque siempre hay a quien le apetece echarse un poco más.

Si habéis optado por seguir con la segunda opción, este es el resultado de la receta con los picatostes de pan y el queso. Os aseguro que está deliciosa y, ya habéis visto lo fácil de hacer que es, en unos pocos minutos está lista. 

¡Animaos a viajar por el mundo a través del paladar!

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