La flor de sal es muy apreciada (en Mallorca, dónde la cogí, y en otros lugares) por su intenso sabor a mar, por el toque crujiente que aporta a los platos y porque cogerla requiere de paciencia.
Hoy os cuento de dónde sale, cómo y cuándo se recoge y cómo me hice con un bote de flor de sal para mis recetas más preciadas dedicándole un ratito de una tarde de verano.
Aquí lo vemos. En esta primera imagen se aprecia que el agua del mar ha entrado en una oquedad (de hecho se ven hasta algas, algo normal y síntoma de la buena "salud" del agua).
En esta segunda ya vamos apreciando cómo la evaporación ha dejado casi sin agua a este otro hueco, aunque por debajo de esa primera capa de sal aún queda algo de agua.
En las tres imágenes que siguen ya se aprecia que el agua se ha evaporado totalmente y, en la primera, incluso se puede ver esa sal medio en suspensión que queda al evaporarse el agua, como si una burbuja invisible la suspendiera. Eso le aporta su tradicional aspecto de escama de pescado y su inconfundible crujiente.
Ahora es el momento de retirar la sal con una cucharilla mismamente. Si la cogemos de una zona que no tenga paso de personas o animales, no hay problema en usarla directamente. Además, estas formaciones, en los días calurosos de verano, pueden permitirnos coger sal cada dos o tres días, con lo cual no da tiempo a que se contamine por ningún agente.
Espero que os haya desvelado el misterio y que os haya dado también ideas para que la próxima vez que vayáis por la playa saquéis un hueco para haceros con vuestro propio bote de flor de sal.
No hay nada más gratificante como que, en pleno invierno, el uso de esta sal te retrotraiga a un buen día de verano en la playa mallorquina ;-)
Os mando una sonrisa.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por participar en Febrero es así, tus comentarios son bienvenidos ;-)