Acostumbramos a viajar mirando hacia arriba, "con la cabeza bien alta", que se diría en otro contexto, y es verdad que hay edificios que merecen ser admirados, pero olvidamos que el suelo que pisamos también puede tener mucha historia.
El dibujo del acerado suele variar de una ciudad a otra o, incluso, de una zona a otra.
Hay embaldosados que más que en el suelo podrían estar enmarcados, por su historia, por su belleza o por su diseño. De madera, de piedra o cerámicos, hay baldosas para todos los gustos.
Y hablando de gustos, la realidad impone actualmente suelos vintage, se busca lo antiguo, lo usado, las figuras geométricas de las casas de nuestras abuelas. No hay más que visitar las tiendas y bares del momento para darse cuenta de que muchos de ellos incluyen al menos un recuadro de suelo antiguo.
Quién no recuerda calles empedradas con cantos rodados o adoquinadas (de estas se ven algunas más). La verdad es que guardan un encanto especial que, al margen de cómo le sienten a los amortiguadores de los coches, bien merecen una foto.
Aunque si os digo la verdad, a mi hay un suelo que me enamoró nada más verlo. Se trata del formado por hexágonos de madera (se puede ver en la foto), que se encuentra en el que fuera palacio de veraneo de la emperatriz Sissi, en Viena. Estos adoquines de madera dejan ver el paso del tiempo con una elegancia propia de la corte en la que habitaron, ¿no os parece? ;-)
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