Fachadas con sabor antiguo

Ya os comenté que me gusta visitar las ciudades con ojos curiosones, y encontrarme negocios con sabor antiguo es una cosa encantadora. Porque ya estamos tan inmersos en las franquicias que encontrar un negocio con otros aires es algo a lo que no estamos acostumbrados.

Son negocios únicos, en fachada, en organización, en cartelerías y en atención individualizada. Algo a lo que una ya no está tan acostumbrada viniendo de negocios asépticos e impersonales que son los que están en todas las ciudades, en todas, porque paseando por una calle o centro comercial una no sabría distinguir si está en una u otra. Todos los negocios son iguales, los mismos escaparates, la misma decoración y la misma fachada marcada desde la franquicia.

No dejemos hundir los negocios de barrio, los de toda la vida, aquellos en los que el tendero nos llama por nuestro nombre, nos tiene deferencias especiales y guardan un sabor a familia y a sabiduría acumulada que se cuela por los poros de la piel.

Negocios como un almacén de drogas (uy si se enteran los holandeses ;-)), una papelería, una joyería, una mercería, una juguetería, un almacén de muebles o un salón de recreo pueden tener otro sabor, ¿por qué no? aquí tenemos la prueba. 

Además, a mi me da mucha pena cuando se cierra uno de estos negocios para abrir una impersonal tienda de las muchas que se ven por todas partes, porque al cerrarse se nos va parte de la historia viva de las ciudades.

¡Apoya a los negocios de tu barrio!