Ya está aquí el otoño (sí, lo sé, y allí, donde también tanto cariño tenéis a Febrero es así, la primavera ;-)) y la verdad es que es una estación que, conforme pasan los años, cada vez me gusta más.
El clima, al menos donde yo vivo, es apacible, con temperaturas que invitan a pasear bajo el resguardo de una rebeca fina, con vientos que juegan con las hojas de los árboles hasta hacerlas caer con su dorado espectáculo, con ocasos que muestran su asombrosa gama de colores, con bosques de tornasolados ocres, con tardes más oscuras que, a la vez, invitan a la charla y al recogimiento alrededor de una mesa, con mañanas de migas y tardes de palomitas y castañas, con nubes que empañan con sus lágrimas los cristales de las ventanas, con apresurados paraguas de colores caminando por las aceras y con atmósferas nítidas que prometen bonitas fotos.
Bien, pues, todo eso, ¡ya está aquí!.
¡BIENVENIDO OTOÑO!